jueves, 8 de diciembre de 2011

El tiempo

En los textos narrativos, la información se dispone según un orden temporal. El relato puede presentar los hechos que se cuentan reflejando con fidelidad el orden en que estos se suceden, de modo que se presenten al principio los acontecimientos más remotos y al final los más recientes. En este caso decimos que la narración presenta un desarrollo lineal. Los cuentos tradicionales, por ejemplo, suelen presentar esta organización.
Érase una vez un molinero que, junto a su mujer, llevaba una vida dichosa. Poseían dinero y bienes, y su prosperidad aumentaba de año en año. Pero el infortunio viene de la noche a la mañana, pues así como antes su riqueza había aumentado, ahora disminuía de año en año, hasta que al final el molinero apenas pudo considerar como propio el molino en que vivía.
Cuentos, Jacob Grimm y Wilhelm Grimm
Para expresar el tiempo en la narración, se emplean los tiempos verbales y los indicadores de tiempo:
  • Los tiempos verbales. Puesto que la narración tiene por objeto contar hechos reales o ficticios, en los textos narrativos desempeñan un papel fundamental las palabras que expresan acciones, es decir, los verbos. Y puesto que generalmente se cuentan hechos ya pasados, lo habitual es que en la narración encontremos verbos en pasado, sobre todo en pretérito perfecto simple (esperó, demoró, compartió, inquietó...) o en pretérito imperfecto de indicativo (vivía, era, llegaba, detestaba...).
  • Los indicadores de tiempo. El transcurso del tiempo y la simultaneidad o la sucesión de las acciones se marca también con adverbios (mientras, entonces, antes, después) y otras expresiones que tienen un marcado carácter temporal (por fin, al cabo de un rato, al día siguiente...). Ejemplo:
  • Mientras esperaba a su amigo, Ana decidió refugiarse en el portal. Al poco rato, vio que alguien se acercaba.

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